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              restauración

 

Ligado inevitablemente al concepto del paso del tiempo, las intervenciones en los edificios se pueden definir de muchas maneras en función del grado de intervención, y dependiendo del teórico con quien te reflejes puedes llegar a conclusiones contrapuestas, hasta el punto que autores como John Ruskin, ya en el siglo XIX, se referían a la Restauración como la destrucción del edificio al falsear la esencia de éste cuando se pretende devolverle unos valores en una época distinta que tiene un espíritu diferente. Años después, Aloïs Riegl teorizaba sobre el valor artístico y el valor histórico, definiéndolos, acotándolos y valorándolos.

 

Esta teorización parece hecha para grandes monumentos de alto valor histórico, artístico o representativo y puede parecer alejada de intervenciones que puedan hacerse, por ejemplo, en el patrimonio local o incluso en la restauración de una simple casa de pueblo. Pero cada edificio tiene el valor que los años, la historia y el arte le han podido dar. Y hay que respetarlo.

             

 

 

Las técnicas y el grado de intervención en cualquier edificio pueden dar resultados diferentes, incluso contrapuestos. Tener un buen plan de mantenimiento de un edificio puede evitarnos tener que hacer operaciones de conservación. Si ya no estamos a tiempo, será necesario intervenir para reparar y podemos encontrarnos con decisiones que pueden producir alteraciones. El siguiente paso en grado de intervención nos trae ya conceptos como reforma, rehabilitación y restauración. Pueden parecer iguales pero tienen connotaciones muy distintas.

 

Nuestra propuesta de intervención en un edificio, si llega la necesidad de tener que restaurarlo, es aproximarnos a él con el máximo respeto hacia su historia, su valor artístico, su representatividad, sus técnicas constructivas, sus materiales... podemos estar más o menos de acuerdo con su estética y valor artístico, pero cada edificio representa muchos valores para la gente que lo tiene cerca. Y hay que respetarlos.

 

Tomar decisiones para intervenir requiere estudiar bien el edificio y su contexto, y ponemos especial atención a las técnicas constructivas con el que el edificio fue hecho, porqué la mejor intervención, la más respetuosa y la más entonada para nosotros es aquella que reproduce las mismas técnicas originales, es decir, la construcción tradicional.

 

Proponemos restaurar estudiando el edificio, valorando cada uno de los aspectos que lo han llevado a la decisión de tener que ser respetado, investigando la mejor manera de intervenir, conociendo y estudiando las técnicas con las que fue construido, dialogando con el edificio, su entorno y las personas que lo disfrutan. Resumiendo, interviniendo con mucho respeto.

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